Imagínate a un niño africano con sus típicos rasgos y, en vez de figurártelo con la piel negra, piénsalo blanco cándido; por la sola falta de melanina, tiene el pelo rubio casi blanco, los ojos claros. Las personas con albinismos, en las mayorías de los países africanos, sobretodo en Tanzania, son “presas” en verdadero sentido de la palabra: las partes de sus cuerpos son consideradas amuletos para la suerte, y ésta es la causa de su desgracia.
Marginados por la sociedad que no los considera africanos, por el mercado laboral, por los familiares que en muchos casos los abandonan al nacer, son victimas de homicidios rituales. Su persecución está relacionada con la superstición. De esta forma lo “africanos albinos” luchan para sobrevivir desde su llegada al mundo. En África viven decenas de miles de personas con albinismo. En África la tasa de albinismo se encuentra entre las más altas en el mundo.
Y la sociedad del mundo civil no toma en consideración las míseras condiciones de vida de estos seres humanos, sobretodos niños. Según las creencia populares, las partes del cuerpo tienen fuertes poderes mágicos y donan riqueza, fortuna, fertilidad a los que las poseen. Un enfermo de Sida cree curarse a través de una relación sexual con una mujer albina; los pescadores, con partes del cuerpo de una persona con albinismo tejidas en las redes están convencidos que pescarán más. Para alimentar este mercado las personas albinas son perseguidas, matadas, hechas a pedazos, sus tumbas son profanadas y los restos robados. Piernas, huesos y brazos son enterrados en la tierra de las minas para que el oro salga a la superficie. Órganos genitales usados como poción en remedios contra la infertilidad. A la barbarie humana se añaden los problemas de salud derivados de la falta de melanina y de la constante exposición al sol ecuatorial, que causa ustiones, infecciones, ceguera, y en la mayor parte de los casos, tumores en la piel. El 80% de los albinos tanzanos no supera los 30 años. El cáncer de la piel es un homicida silencioso. Su esperanza de vida es de 32 años.
Una niña con albinismo me preguntó: «¿Que he hecho yo para merecerme todo esto? » Diciendo “todo esto” quería decir “la soledad, la marginación, el sufrimiento provocado por el sol sin piedad, el abandono de la familia, la captura y tortura por los demás”.
Pensé: “Todo el mal que hacemos a los demás lo hacemos a nosotros mismos”
Y aquí estamos intentando cambiar juntos su futuro.